A partir de los años ochenta la producción fotográfica de Pío Ramón Lledó se ralentiza anunciando un final de época. El fotógrafo aficionado ya no realiza grandes reportajes, y al mudarse con su familia a la calle Buiza y Mensaque, cerca de la Plaza de la Encarnación, frecuenta menos el barrio de San Marcos.
En la calle Lagar, se hace "parroquiano" del bar de Tomás Becerra y, a pesar de su declive, sigue manteniento el interés por el retrato popular, lo que nos ofrece una buena muestra de personajes y expresiones de un tiempo que se fue.
En el centro Pío Lledó y a la derecha Tomás Becerra
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