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domingo, 10 de noviembre de 2024

1973 (y IX). Segunda estación de penitencia de los Servitas.

 

IX. De vuelta a casa. Tras una estación de penitencia modélica, a pesar de la juventud de la cofradía del Sábado Santo, la Piedad Servita vuelve a su barrio de San Marcos donde la esperan los vecinos y devotos. Aunque el cansancio de nazarenos, acólitos y costaleros ya va haciendo mella tras una jornada espléndida en la que, además, se ha visitado la sede de varias hermandades del recorrido: Panaderos, Lanzada, Montesión...

















La Piedad Servita sale de la calle Castellar y ya está en la Plaza de San Marcos

 








 


 



   

Ya está en la Plaza de Santa Isabel
















Ya está en la calle Santa Paula, a tan solo unos metros de la puerta de su capilla

 

Una saeta rasga la noche desde un balcón frente a la iglesia

 


 






















 

Finalmente, el paso empieza a entrar en su capilla y en la casa de la hermandad Servita algunos nazarenos descansan de la dura jornada vivida. Algunos vecinos se resisten a recogerse en sus casas y aprovechan para tomar una última copa mientras se comenta lo sucedido a lo largo de un glorioso Sábado Santo.

 


 


miércoles, 6 de noviembre de 2024

1973 (IV). Segunda estación de la penitencia de los Servitas.

 

IV. Por las calles del barrio. La cofradía se adentra en las calles de San Marcos e inicia su andadura hacia la carrera oficial. La ilusión de su segunda estación de penitencia se nota en los rostros de todos los vecinos y sevillanos que se acercan a contemplar la nueva cofradía del Sábado Santo. El cuerpo de nazarenos dobla por la calle Socorro camino de la parroquia de San Román.

 


 


 

 

 










Los camareros del bar La Alegría de San Marcos no dan abasto para atender a los clientes porque por delante de su puerta pasa la cofradía, justo en la esquina de la calle Socorro.


















 

La Piedad Servita se adentra en la calle Socorro camino de la Parroquia de San Román.

 









 

Allí la espera la representación de la Hermandad de los Gitanos que en estos años reside aún en San Román, junto con el padre Pérez Estudillo.




Al fondo vemos el desaparecido bar El Uno de San Román

 

jueves, 31 de octubre de 2024

Un "armao" en Casa Luis. Abril, 1973.

 

El 19 de abril de 1973 se reúne en Casa Luis, una taberna de la calle Vergara de San Marcos, un grupo de amigos acompañados por un armao de la Macarena. Es Jueves Santo por la noche y queremos suponer que la foto está tomada antes de la salida de la Centuria por las calles de Sevilla. Eran otros tiempos. Quizás más naturales, quizás más informales, pero tan auténticos como los de ahora, en ocasiones, tan mojigatos. El fotógrafo aficionado fija el momento.


Obsérvese que el "plumaje" del armao era mucho más recortado que el actual


martes, 22 de octubre de 2024

"Miguel y sepulturero en Baldogar". Abril, 1973.

 

Así reza la anotación del fotógrafo aficionado respecto a la fotografía de más abajo. Mientras la "mudá" del paso del Cristo de Burgos se alejaba hacia San Pedro, esa misma mañana del domingo 1 de abril, el fotógrafo regresa al bar Baldogar de la Plaza de San Marcos y fija esta escena de vida cotidiana en la Sevilla de la época. No se necesitan más comentarios. "Miguel y sepulturero en Baldogar".

 

 

¡Cómo echamos de menos esas máquinas de "flippers" -ahora les llaman pinballs- que poblaban muchos bares sevillanos de aquellos años y que a los niños nos encantaban!


domingo, 22 de septiembre de 2024

Invierno de 1972: bares y tabernas de San Marcos.

 

La vida cotidiana de los barrios populares del centro histórico de Sevilla no se entendería sin la presencia de los bares y tabernas que acogían "a sagrado" a numerosos y fieles parroquianos durante todo el año. Incluso en los fríos inviernos sevillanos de aquellos años -fríos no porque hiciera menos temperatura que ahora sino porque las casas y corrales no disponían de los medios de calefacción que disfrutamos hoy- bares y tabernas congregaban durante todo el día a "feligreses" que optaban por "calentarse" por dentro más que por fuera, además de aprovechar para charlar con unos y con otros olvidándose de las fatiguitas que se pasaban.

No resulta extraño, pues, que los que entonces fuimos niños y niñas recordemos aún el frío y la humedad que pasamos en nuestra infancia y pubertad. La "copa" de cisco picón era aún habitual en muchos hogares como única fuente de calor bajo la ropa de la mesa camilla que había en el salón o en una salita de la casa. A veces, cuando se disponía de más espacio, el salón quedaba reservado solo a las visitas esporádicas o a los grandes eventos de celebración (bautizos, cumpleaños, etc...). En los colegios tampoco había calefacción y el hecho de llevar pantalones cortos o falditas no ayudaba mucho en los días escolares fríos y lluviosos.

 


 

Camarero del bar Baldogar de la Plaza de San Marcos

 

Feligreses de la taberna Casa Tomás de la calle Vergara

 




 











viernes, 30 de agosto de 2024

Bares y tabernas en el otoño de 1972.

 

El vino de Villanueva del Ariscal se vendía bien en la Plaza de San Marcos. También circulaban los botellines de Cruzcampo, los "chochitos" (altramuces) y el "jamón de mono" (cacahuetes con cáscara). Solo en el bar de La Alegría de San Marcos -esquina con calle Socorro- y en Baldogar -esquina con Castellar- se servían también tapas clásicas como la ensaladilla, el filetito de lomo, el chipirón plancha o las espinacas con garbanzos. Casa Tomás -en la calle Vergara- y El Disloque -esquina con Bustos Tavera- disponían de algo de chacina -no muy cara- y, sobre todo, chochitos y cacahuetes. 

En la década de los 70, el vino y la cerveza eran las bebidas habituales en estos barrios populares del centro de Sevilla. Por las mañanas, no obstante, también se veía a algunos parroquianos frente a la copita de coñac o de anís seco para empezar el día entonados. Esta situación incluía, cómo no, la cuota de personas dadas a la bebida, sobre todo hombres, ya que las mujeres no solían frecuentar las tabernas, tan solo los bares y, normalmente, acompañadas por sus maridos o parientes en las fiestas o fines de semana.

No fue sino hasta la década de los 80, cuando la introducción de la heroína, que la degradación de la convivencia, el tráfico de drogas y la delincuencia se adueñaron de barrios como San Marcos, San Julián, el Pumarejo o la Macarena. Si bien la mayoría de sus vecinos seguían tratando de hacer una vida lo más normal posible frente a la adversidad, la droga se llevó a muchos jóvenes por delante en estos barrios. (La obra "Canijo" de Fernando Mansilla relata con toda crudeza la dramática situación que se vivió en esa década. Muy recomendable)

 


 

Feligreses de la taberna Casa Tomás posando para el fotógrafo aficionado

 


 

 

Por aquellos años también estaban de moda los billares








Los más famosos eran los del Café Madrid en la calle Sierpes, aunque abundaban en muchos barrios, como estos de la calle San Luis.





Camarero del bar Baldogar y algunos de sus parroquianos

 












Y aquí el guarda nocturno de la Plaza de San Marcos posando con "la vaca", su perro, en una lluviosa y fría noche de finales de octubre. Al fondo la tienda de Tejidos San Luis, en la esquina de la plaza con la calle del mismo nombre.


Retratos de 1972 (III).

 

El fotógrafo aficionado realizaba múltiples retratos de los vecinos y conocidos de San Marcos o San Julián; a veces por gusto y, en muchas ocasiones, por encargo para fotos de carnet que recortaba en el revelado posterior. Traemos aquí, como hemos hecho en anteriores entradas del blog, algunos de estos retratos que muestran la tipología de los habitantes de estos barrios populares del centro de Sevilla en la década de los 70 del siglo pasado. Y de ellos podemos deducir o imaginar su actitud ante la vida, sus miradas y entrever, acaso un poco, su mundo interior.