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martes, 12 de noviembre de 2024

Mejores fotos de 1967.

 

Iniciamos esta sección de "Mejores Fotos" de cada año publicado hasta el momento, con la correspondiente al año 1967, concretamente al invierno de dicho año. Obviamente una selección muy personal.


 

Vecinas de San Marcos y monjas del Convento de Santa Isabel esperan en la plaza del mismo nombre a la Soledad Servita. El fotógrafo aficionado gustaba de retratar la vida del barrio tanto de acontecimientos singulares como este de la salida de una cofradía o del normal transcurrir de los usos y costumbres cotidianos. Eso nos da la oportunidad de recordar -a algunos- o de conocer -a otros- lo que era la vida de los barrios populares del centro de Sevilla hace más de cincuenta años.









El capataz Máximo Castaño sacaba a la Virgen de la Soledad Servita a finales de noviembre de este año 1967

 



domingo, 10 de noviembre de 2024

1973 (y IX). Segunda estación de penitencia de los Servitas.

 

IX. De vuelta a casa. Tras una estación de penitencia modélica, a pesar de la juventud de la cofradía del Sábado Santo, la Piedad Servita vuelve a su barrio de San Marcos donde la esperan los vecinos y devotos. Aunque el cansancio de nazarenos, acólitos y costaleros ya va haciendo mella tras una jornada espléndida en la que, además, se ha visitado la sede de varias hermandades del recorrido: Panaderos, Lanzada, Montesión...

















La Piedad Servita sale de la calle Castellar y ya está en la Plaza de San Marcos

 








 


 



   

Ya está en la Plaza de Santa Isabel
















Ya está en la calle Santa Paula, a tan solo unos metros de la puerta de su capilla

 

Una saeta rasga la noche desde un balcón frente a la iglesia

 


 






















 

Finalmente, el paso empieza a entrar en su capilla y en la casa de la hermandad Servita algunos nazarenos descansan de la dura jornada vivida. Algunos vecinos se resisten a recogerse en sus casas y aprovechan para tomar una última copa mientras se comenta lo sucedido a lo largo de un glorioso Sábado Santo.

 


 


viernes, 8 de noviembre de 2024

1973 (VIII). Segunda estación de penitencia de los Servitas.

 

VIII. Costaleros de la Piedad Servita. Los años 70 del pasado siglo fueron los últimos de los (mal)llamados costaleros "profesionales", o mejor asalariados. Sirva esta entrada para homenajear a unos hombres y a una forma distinta de entender el trabajo del costal que desapareció pocos años después con la aparición de las cuadrillas de hermanos costaleros. El fotógrafo aficionado documenta un breve descanso de la cuadrilla del capataz Máximo Castaño en el regreso de la cofradía Servita hasta su capilla.

 


 






 


















 

Un botellín y un bocadillo bastaban para reponer fuerzas de una cuadrilla sin relevos, de "mármol a mármol" como se suele decir, un sistema de trabajo hoy casi inexistente en las cuadrillas de hermanos costaleros.


Y después del breve descanso, vuelta al trabajo, que queda aún lo más duro: aguantar los "kilos" que siguen cayendo sobre sus cuellos y meter la cofradía en su templo con dignidad y buen gusto. No constituían entonces un poder "fáctico" en las hermandades, no tenían "glamour" ni alardeaban ante nadie, no se creían protagonistas de nada, eran una familia unida leal a un capataz, apenas se les veía porque no podían salir de abajo ni para orinar -con perdón-, eran de otra raza, sí, cobraban por su trabajo, pero eran auténticos y humildes, y en la oscuridad de las trabajaderas eran también los pies de Cristo y de su Madre. Ellos eran los costaleros de la Piedad Servita.

 




1973 (VII). Segunda estación de penitencia de los Servitas.

 

VII. De vuelta al barrio de San Marcos. La cofradía Servita culmina la carrera oficial y se encamina por las calles del centro de Sevilla hasta su barrio siendo saludada por hermandades como la de los Panaderos, la Lanzada o Montesión cuando pasa por delante de sus sedes o por monjas cuando se para ante algunos conventos. El barrio de San Marcos la espera por segunda vez.

 


 


 




























Los costaleros reciben un refrigerio para continuar con su duro trabajo