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jueves, 27 de junio de 2024

Retratos de 1972: homenaje a Casa Tomás.

 

En entradas anteriores de este blog se ha documentado la presencia de distintos bares y tabernas alrededor de la Plaza de San Marcos: Bar la Alegría de San Marcos, Baldogar, El Disloque o Casa Tomás; todos ellos desaparecidos en la actualidad pero que, desde los años sesenta, al menos que sepamos, reunían en un reducido espacio de la ciudad -el perímetro de la Plaza- cuatro alternativas de vinos y de tapas bien diferentes y para distinto público, si bien, el fotógrafo aficionado frecuentaba todos ellos como hacían otros tantos vecinos del barrio. Sirva esta entrada como homenaje a una de las tabernas más queridas y humildes del barrio, Casa Tomás, que regentaba el matrimonio -Tomás y Dolores- junto con su hijo Pepe y que para el fotógrafo aficionado era un vivero de personajes a retratar. 

 

Tomás Álamo regentaba la taberna, en la foto superior, y Dolores y Pepe le ayudaban a mantenerla (en las fotos de abajo)




 

 

 










Un limpiabotas atendiendo a un cliente en la puerta de Casa Tomás. Al fondo la entrada del Convento de Santa Isabel.















El cliente parece satisfecho con el trabajo realizado al sol de la mañana de un día de febrero de 1972.






Un parroquiano entra en la taberna algo meditabundo. Seguro que saldrá más recompuesto.

 


























 

Fotos tomadas en la acera de la calle Vergara y, al fondo, la Plaza de Santa Isabel. Como pueden observar no había veladores en Casa Tomás a pesar de la amplia acera que tenía delante, aunque en ocasiones los clientes podían sacar algunas sillas plegables. Eran otros tiempos.

 





martes, 25 de junio de 2024

Fríos y oscuros inviernos de tabernas. 1971.

 

En aquella Sevilla oscura y fría de los inviernos de principios de los años 70, las tabernas acogían un variopinto paisaje de personajes. El barrio de San Marcos aún trataba de abandonar la mala fama que la cruda posguerra trajo al eje que iba desde Santa Catalina a San Gil, pasando por el temido Pumarejo o San Julián. No era extraño que, a veces, el vino y la pobreza dieran como consecuencia peleas a navajazos en plena noche. También la droga empezaba a extender sus gélidas manos en aquel terreno abonado para la desesperación y el abandono. 

Así y todo, la mayoría de los vecinos de los barrios populares del centro de Sevilla trataban de salir adelante como buenamente podían, y las tabernas en la noche solo mostraban una parte de la realidad que solía ocultarse cada mañana. Estas fotos -tomadas por el fotógrafo itinerante en noviembre de 1971- tanto en Casa Tomás, taberna situada en la calle Vergara, como en Baldogar, bar de la Plaza de San Marcos que hacía esquina con la calle Castellar, documentan dos de los "templos" a los que acogerse a "sagrado" mientras arreciaba el temporal.

 

"Feligreses" de Casa Tomás posan para el fotógrafo




 










 

Pepe, de Casa Tomás, trasegando vino para sus parroquianos. Y uno de ellos colaborando con la limpieza de la acera. Al fondo puede entreverse el luminoso del Bar Baldogar, esquina con calle Castellar. Abajo, uno del grupo, y a su espalda la lista de precios y un azulejo que hoy sería "cancelado" inmediatamente por la autoridad: "Los enemigos del hombre son tres: suegra, cuñada y mujer".

 

 

Ahora cambiamos al paisanaje del Bar Baldogar en esa misma noche fría de noviembre. Como se muestra en la foto de abajo, aún existían en Sevilla los "vigilantes nocturnos", o "serenos". Nótese la diferencia de público entre una taberna y un bar que se encontraban a poco más de treinta pasos de distancia.







 
























domingo, 16 de junio de 2024

Retratos de 1971 (I).

 

El fotógrafo aficionado realizaba múltiples retratos de los vecinos y conocidos. Bien para fotos de carnet, bien por el mero gusto de tener una foto propia. Aquí va una primera muestra correspondiente a este tórrido verano de 1971. Obsérvese que por aquella época no se estilaba la moda playera a pesar de las altas temperaturas.

 

Frente a la taberna Casa Tomás, en la calle Vergara del barrio de San Marcos, las tardes calurosas se pasaban mejor a la sombra y en compañía.

 


























 

Tomás Álamo y su hijo Pepe regentaban la taberna Casa Tomás, hoy desaparecida, en la calle Vergara.




























martes, 30 de abril de 2024

Parroquias... y parroquianos. 1971.

 

En los barrios del centro de Sevilla, a principios de los años 70, existían dos tipos de "templos", los religiosos y los profanos. Iglesias y tabernas eran frecuentadas por sus respectivos parroquianos. Y no era raro que muchos compartieran ambos ambientes cuando era menester. Veamos.

 

En aquella Sevilla existían numerosas tabernas -de precios muy asequibles para la época- que solo requerían de un pequeño local y un mobiliario escaso para congregar a un grupo de asiduos parroquianos en torno a los botellines de cerveza o a los vasos de vino tinto, acompañados de cacahuetes o "chochitos" -altramuces- y poco más. En la actualidad prácticamente han desaparecido, siendo el Tremendo o el Bar Jota los más destacados vestigios de aquellas tabernas.

 







 

 





 

Empezaban también a surgir bares mejor equipados, de barra larga metalizada, que contaban con servicio de cafetería y un largo surtido de tapas, si bien eran más caros que las tabernas y reunían a un público con mayor poder adquisitivo.

 


 

El tipo de parroquianos solía variar entre bares y tabernas, pero abundaban los "personajes" sevillanos tanto en unos como en otras.

 


 



Y si no, también la calle ofrecía un lugar para compartir unos vinos. Como este grupo bebiendo al sol de la Plaza de Santa Isabel.

 

 

O aprovechando el frescor de la noche en la calle Vergara, seguramente a las puertas de la taberna Casa Tomás.

 


miércoles, 27 de marzo de 2024

Vinos y tabernas en San Marcos. 1970.

 

En aquel verano de 1970, en el que solo había aire fresquito en el Corte Inglés de la plaza del Duque -que se había inaugurado tan solo dos años antes-, o en la fresquita Catedral en la que aún se podía deambular por ella sin pagar un duro, las plazas, las calles, los portales de las casas, los corrales, los bares y las tabernas se convertían cada noche en un lugar de encuentro para sobrellevar el calor que hacía dentro de las viviendas de estos barrios populares de Sevilla.

 


 








 

 

Lo que se acompañaba, si era posible, con un vaso de vino, como estos vecinos sentados al fresco de la plaza de Santa Isabel.







 

 

Las tabernas y los bares también eran lugares muy frecuentados en aquellas tórridas noches veraniegas.






 

En 1970 existían, solo en la Plaza de San Marcos y alrededores, un buen número de bares y tabernas populares que atendían a un nutrido grupo de "feligreses" todo el año, como el Bar la Alegría situado en la esquina de la plaza con la calle Socorro.




 

 

O la taberna El Disloque, situada en la embocadura de la calle Bustos Tavera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 
Y el recordado Pepe regentaba la taberna Casa Tomás
situada en la vecina calle Vergara.