En el barrio de San Marcos pocas familias podían permitirse "veranear" en alguna playa o casa de pueblo durante los meses tórridos de Sevilla. Por eso, solo las noches de tabernas, azoteas y plazas permitían hacerlos más llevaderos en compañía de amigos y vecinos.
A pesar del calor obsérvese que nadie iba en bañador, pantalón corto o chanclas como se suele ver en la actualidad. Serán cosas del cambio climático.
La "autoridad nocturna" también se unía, cómo no, a echar un ratito
E incluso se echaban "cantecitos" si se terciaba la ocasión
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