jueves, 26 de diciembre de 2024

El Quiosco de los Terceros. Septiembre, 1973

 

El 27 de septiembre de 1973, el fotógrafo aficionado retrata el desaparecido quisco que se situaba en la Plaza de los Terceros de Sevilla, en la confluencia de las calles Bustos Tavera y Sol, cerquita de la parroquia de Santa Catalina, de la taberna de Los Claveles y de la del Rinconcillo, estas aún hoy en funcionamiento aunque invadidas por el turismo, como la propia plaza invadida de veladores y ruido.

 

 

 

La imagen es muy curiosa porque nos cuenta la actualidad de la prensa y la vida de la época, finales de septiembre de 1973. Si ampliamos la foto, en la esquina inferior, hacia la izquierda, vemos dos revistas de humor de aquellos años, el Hermano Lobo y la Codorniz, hoy desgraciadamente desaparecidas y que tan buenos ratos nos hicieron pasar en unos momentos donde había que burlar con habilidad la censura del tardofranquismo. También aparecían periódicamente, sobre todo en septiembre con el comienzo de cada curso escolar, las tiradas de colecciones por fascículos semanales, como la que aparece también en la parte inferior de Maestros de la Pintura.

 


 
También podemos observar, algo más a la derecha, la existencia de semanarios como la Gaceta Ilustrada, en la que se hacía eco del reciente golpe de estado militar contra el gobierno legítimo de Chile, dado el 11 de septiembre de ese mismo año por el general Pinochet, que acabó con la vida de su presidente democrático Salvador Allende. Comenzaba así una dictadura sangrienta que costó miles de personas y mucho sufrimiento, además de suprimir la democracia chilena durante décadas.

 

 

Finalmente, también vemos que empezaban a editarse varias revistas con "chicas ligeras de ropa", señales de una dictadura que ya no podía poner trabas a una sociedad española que anhelaba respirar más libertad en todos los sentidos. Asimismo, las fotos dan cuenta del "parque automovilístico" de aquellos años en los barrios populares del centro de Sevilla: seítas, renault gordinis, citroën dos caballos, motocicletas...

 


Y don Ramón, tomándose un cafelito en la vecina taberna de Los Claveles, tal y como anota el fotógrafo aficionado en sus archivos. ¡Qué tiempos!


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