El fotógrafo aficionado sostenía los onerosos gastos que requería el mantenimiento de su pequeño laboratorio y del caro material fotográfico que necesitaba haciendo reportajes de las celebraciones de bautizos, cumpleaños o bodas de amigos, conocidos o familiares que, en aquellos barrios populares de Sevilla, podían acceder así a tener fotografías de sus eventos familiares a un precio asequible a la precariedad económica que soportaban. Vaya aquí una selección de ellos celebrados en la primavera de 1973. Sirva, además, para que se confirme la obviedad de que pasarlo bien no es exclusivo de nuestro tiempo, ni de la edad, ni de nuestra mejoría económica.
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