Los que hayan seguido este blog desde su creación, allá por el mes de febrero de 2023, habrán constatado el interés del fotógrafo aficionado por los "templos", tanto los religiosos como los paganos. Una buena parte de sus fotos, desde el año 1967 en que arranca esta singular serie documental, retratan a los seres humanos que los habitan, más que a las piedras que los rodean.
Estos "parroquianos" de iglesias, bares y tabernas se acogían a "sagrado" -hiciera frío o calor- en aquellos casi olvidados y oscuros años desde los sesenta a los ochenta del siglo pasado; habitaban barrios populares del centro histórico de Sevilla protegidos por un santoral celestial: San Marcos, San Julián, San Román, Santa Catalina, San Juan de la Palma o San Gil, inmejorable nomenclátor que articulaba su vida familiar, cotidiana y festiva.
Sirva esta entrada del blog titulada Paco, Antonio y Nicasio, "parroquianos" del bar de tito Tomás Becerra -tal y como aparece anotado en los archivos del fotógrafo aficionado- para homenajear a los miles de "parroquianos" de aquella Sevilla desconocida cuya vida expresa mejor que cualquier estudio sociológico la vida lenta y humilde de esos años de estrecheces y sombras, pero también de risas, amistades, arte y felicidad, aunque sea con minúsculas.
Tito Tomás Becerra en su bar de la calle Lagar
El fotógrafo aficionado en el bar de Tomás Becerra
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