La mirada del niño recoge el pasado como un lienzo soñado colmado de imágenes, olores, sabores y sonidos. Un paisaje sensorial reconstruido por el paso del tiempo que conforma nuestra forma de ser y, sobre todo, de sentir y estar en el mundo. Estos niños y niñas de 1968, hoy personas mayores, mantienen en sus ojos la nostalgia de ese pasado que nunca volverá, pero que siempre vivirá con ellos.
La mirada del monaguillo crece en el presente desde el recuerdo detenido vivido. La fotografía detiene la imagen para que la ensanche quien mira. Idea de Susan Sontag.
ResponderEliminarExacto! Muy bien expresado. Gracias por la cita!!
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