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viernes, 22 de marzo de 2024

Paseo por la Sevilla turística. Verano de 1970. (I)

 

Demos un pequeño paseo por la Sevilla turística en 1970. Como ven, muy lejos de la invasión que sufrimos cincuenta años después. En aquel mes de julio no había nadie por la calle. ¿Hacía más calor entonces que ahora?

 



























lunes, 18 de marzo de 2024

Procesión de impedidos y enfermos por el barrio de San Marcos en 1970.

 

A principios de los años 70 del pasado siglo, las procesiones de impedidos y enfermos estaban más extendidas por la ciudad que en la actualidad. Aquí vemos algunas fotografías correspondientes a la zona de San Marcos, concretamente, la procesión pasa por la puerta de la Capilla de los Servitas, atraviesa la colindante Plaza de Santa Isabel y sigue adelante por la calle Santa Paula.

 








Como puede observarse el palio que cubría el Viático era portado por policías municipales con uniforme de gala acompañados de un pequeño destacamento militar.














La procesión iba precedida de una pequeña banda de cornetas

Como era tradicional, estas procesiones recorrían las calles de Sevilla en Tiempo de Pascua (segundo domingo de Pascua) para llevar la comunión a los enfermos e impedidos antes de Pentecostés

 













 

Bella portada del Convento de Santa Isabel -hoy felizmente restaurada- que preside la plaza del mismo nombre, obra de Alonso de Vandelvira y Andrés de Ocampo. En sus bancos, mientras el Viático pasa, otros aprovechan para disfrutar de un sosegado momento de lectura.

 

Y para terminar esta entrada comparen la de 1970 con una procesión de impedidos en la actualidad:




jueves, 1 de febrero de 2024

1969. Vida familiar.

Vivíamos en un piso muy pequeño del barrio de San Marcos. Tan pequeño que yo dormía en una cama plegable que se abría en el salón cuando la carta de ajuste aparecía poniendo fin a la emisión diaria de TVE. 

 


 

 

 

Las mañanas del fin de semana o en vacaciones de navidad aprovechaba para hacer los deberes del cole en la cama, antes de que mi madre arreglara la casa, costumbre que mantuve incluso ya de mayor; lo de trabajar en la cama, se entiende. La máquina de coser Singer, que aparece a la derecha, estaba presente en muchos hogares de aquellos años.







 

Después, se trasladaba un poco la mesa y el salón volvía a hacer sus funciones de comedor y sala de estar. En aquellos años, los aparadores con espejos y las vajillas de duralex eran habituales en la casas de los barrios populares de Sevilla.

 

 

 

El aparato de televisión ocupaba un lugar central en la familia que podía adquirirla a base de firmar letras y letras que tardaban años en pagarse. Las muñecas, los velones y los ramos de flores de plástico decoraban salones, junto a los pocos muebles buenos que se habían heredado.

 


 

 

 

 

Cuando venían visitas, como no cabía ni un sofá, se tenían que sentar en sillas a la vera de la mesa camilla.







 

 

 

A pesar de las estrecheces, siempre había espacio para montar el portal de Belén y el árbol de Navidad. Eso sí, el único sitio disponible era el aparador de la casa.








 

 

Curiosa foto realizada en la calle.










Un autorretrato mi padre en el rinconcito del salón. La mesa camilla tiene calefacción a base de cisco picón. Al fondo la puerta de la cocina tras la que se observa aún la mampostería de los antiguos fogones de carbón o leña. Las casas, cuanto más pequeñas más espejos tenían. Así podían agrandar, aunque solo fuera visualmente, el poco espacio de que disponían.

miércoles, 31 de enero de 2024

Bodas, cumpleaños y reuniones familiares en el año 1969.

El fotógrafo aficionado era requerido frecuentemente en aquellos años para realizar reportajes de distintos eventos familiares: bodas, comuniones, bautizos o cumpleaños; lo que nos depara un panorama muy nostálgico de cómo se vivían estas fiestas a finales de los años 60 en los barrios populares sevillanos. A continuación va una muestra variada de dichas instantáneas.

 





























miércoles, 22 de marzo de 2023

Chiquillos. 1968

 

La mirada del niño recoge el pasado como un lienzo soñado colmado de imágenes, olores, sabores y sonidos. Un paisaje sensorial reconstruido por el paso del tiempo que conforma nuestra forma de ser y, sobre todo, de sentir y estar en el mundo. Estos niños y niñas de 1968, hoy personas mayores, mantienen en sus ojos la nostalgia de ese pasado que nunca volverá, pero que siempre vivirá con ellos. 

 












lunes, 6 de marzo de 2023

Tabernas de barrio.1968

 

En 1968 abundaban los bares y tabernas de barrio que acogían a fieles parroquianos durante todo el año y a nuevos clientes cuando llegaban fiestas como la Semana Santa. Nada que ver con los bares de diseño de ahora, ni con los gastrobares, ni con las franquicias que igualan unas ciudades con otras. En aquella Sevilla, los bares diferenciaban unos barrios de otros. Poseían características étnicas propias. Tabernas de gatos y serrín, de vasos de vino de valdepeñas o del Aljarafe y botellines de Cruzcampo, de cacahuetes y "chochitos", como aquí llamamos a los altramuces. Y mucha conversación, como la de aquellos compadres descritos por el gran Núñez de Herrera que seguían los días de la Semana Santa sin salir de la taberna: ahora San Benito estará entrando en la Campana..., y pedían otro vaso de tinto.

 


Las horas muertas -Gran Parada- pasaban sin pena ni gloria en la taberna semidesierta de las tardes de invierno. Sólo los gatos seguían indolentes las idas y venidas de los pocos clientes que trasegaban vino o cerveza para arañar unos minutos a la soledad y al frío. 

 


En días de fiesta, la taberna -como esta de Casa Mier- ampliaba la clientela, sobre todo masculina, si bien en algunas ocasiones, mujeres y niños se sumaban a la celebración.




sábado, 4 de marzo de 2023

Navidad en el cole. 1970

 

 

En diciembre de 1969, decorábamos nuestra clase del colegio La Salle-La Purísima, de la calle San Luis, para celebrar las fiestas navideñas.




 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

Reyes Magos y juguetes. 1970

 

En 1970, los Reyes Magos dejaban regalos a los niños del barrio de San Marcos, aunque no tan numerosos ni tan caros como los de ahora. No obstante, las ilusiones infantiles eran las mismas o, quizás, más, porque para muchas familias era un verdadero milagro realizar ese sacrificio económico, y los niños y niñas nos contentábamos con dos o tres sorpresas reales: escopetas, sombreros vaqueros, muñecas, cocinitas, juego de bolos de plástico, coches de hojalata, cajas de lápices de colores, cuentos o espadas del Zorro, poblaban los sueños de aquellos años.








Añorábamos también la bicicleta, el coche mecánico o el teledirigido, pero no siempre llegaban y había que aguantarse hasta el año próximo si nos portábamos igual de bien.








A veces, incluso llegaban sorpresas que no se habían pedido ni se esperaban. Y se nos quedaba la cara muda de sorpresa cuando nos avisaban de que en la casa de un tito, una cuñada o un vecino, los Reyes Magos nos habían dejado algún regalo.








Y lo mejor era cuando juntábamos juguetes distintos para crear uno mejor, como este Meccano de la época que servía de vehículo para que el Madelman explorador viviera aventuras infinitas encima de la mesa de formica, frente a una sempiterna televisión encendida que emitía la interminable novela de las tardes invernales de Colacao y picatostes.